Liter en francés quiere decir cuento, pachimu es un término ruso empleado para preguntar por qué. Este blog está dedicado a todo aquel que disfrute del fantástico género del cuento. Para compartir críticas e historias, propias o ajenas.
Todos, alguna vez, nos hemos dejado atrapar por un cuento; y hasta hoy - sin importar nuestra edad - una buena historia puede capturar nuestra atención como lo hacían los cuentos que contaban los abuelos a la hora del almuerzo, o a cualquier hora del día, para ganar un poco de paz.
Desde que recuerdo, la hora del cuento era la única hora del día en que se podía lograr contener la desenfrenada alegría de ocho pequeños que en época de vacaciones no parábamos de tanto correr e ir y venir por la casa de los abuelos. Entonces, ella nos llamaba a su habitación y comenzaba la magia. Escogía con tanto cuidado las palabras. Tomaba poemas, canciones, novelas, anécdotas, y tejía una fantástica historia. Ella vivía cada relato como si fuera real, la vi llorar y reir como si su propia carne hubiera sido protagonista en cada aventura.
En cuanto al abuelo, él contaba su propia historia - y hasta hoy lo hace - con una gracia que sólo él posee, a tal punto que nos es difícil distinguir el límite entre lo real y la fantasía en su relato, sus paisejes son tan cotidianos y sus personajes tan conocidos y tan propios, que a pesar de saber que la historia nunca ocurrió siempre nos ha sabido dejar el sabor de haberla vivido.
Pero ante la originalidad de mis abuelos de saber llenar con fantásticas historias la vida de sus nietos, estaban también esos "otros cuentos", los que te sabes a fuerza de repeticiones porque nunca falta el mortal que, carente de imaginación o del hábito de la lectura, te cuenta una y otra vez la misma historia. Y así es como Caperucita Roja, Ricitos de Oro, Cenicienta, El patito feo, El gato con Botas, Blanca Nieves - por mencionar algunos - dejaron de ser maravillosos cuentos de hadas para convertirse en refritos. Repetitivos refritos. Esos que te sabes de paporreta como los capítulos del chavo, de tanto verlos y oirlos.
Y a medida que creces te das cuenta que caperucita se merecía que el lobo se la coma, y no por desobediente sino por idiota. Hay que serlo para no darte cuenta que esa cosa peluda de dientes afilados en camisón rosa no es tu abuela. Cenicienta era tan buena que daban ganas de pedirle que te planche la ropa.
Qué diferencia con esos cuentos delgaditos y de dibujos y nombres extraños con los que un día llegó mi mamá a casa. Una colección de diez delgados libritos con cuentos rusos, con personajes listos y curiosos que no les pasaban por encima ni los sonseaban por feos, ni les cuchareaban la sopa. Por lo contrario, eran intrépidos y algunos poseian una malicia tan natural que por momentos llegabas a creer que los lobos grises que hablaban, los pájaros de fuego, los peces mágicos que cumplían deseos y las brujas que vivían con puertas parlantes en casas sobre patas de gallina podían aparecer en cualquier momento frente a ti y cambiar tu vida para siempre. No voy a entrar en más detalles porque son material para próximas entradas.
Si quieren colaborar con más personajes toda entrada es bienvenida, todo cuento vale, para todos los lectores aficionados que hoy hemos aprendido a hacer más llevadero el estrés con esos amigos de papel y tinta que caben en tus bolsillos y van contigo a acompañarte en cualquier momento y lugar.
viernes, 25 de enero de 2008
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